Contemplar esa mirada firme, vagamente seductora de Colin Vearncombe desde la portada equivale a una abierta invitación a la nostalgia. Sobre todo porque ese tipo demasiado delgado, con unos pantalones subidos ridículamente por encima del ombligo, tan severo y adusto como para no explorar sus posibilidades fotogénicas, pudo llegar a ser un ídolo del gran público y quedó relegado a la condición de anécdota circunstancial. Inmerecidamente. Este Comedy, su segundo y, en teoría, fallido álbum sirve como ejemplo paradigmático de que el tiempo no siempre coloca a cada cual en su sitio.
A muchos les resultará entrañable recordar con nitidez la expectación en torno a esta entrega; la excitación rotunda que sugería ese primer sencillo elegantísimo, The big one, las escuchas lo bastante reiteradas como para que la sola lectura de los diez títulos (cinco en la cara A, cinco en la B: perfecto) permitiera una rápida localización en la memoria del tarareo. Pero nada de ello bastó para que el rubiejo de Liverpool sobrepase en la memoria popular la categoría de simple one hit wonder a cuenta de Wonderful life (1987), una canción (muy) agradable que había triunfado antes de pura casualidad: más allá de que unos grandes almacenes la escogieran como sintonía televisiva, aquel había sido ¡el tercer sencillo! del disco al que daba título.
La desdicha quiso que el pobre Vearncombe falleciera a principios de 2016 en Cork (Irlanda) después de semanas luchando por su vida tras un accidente de circulación. Comedy debió haberle servido de refrendo para una trayectoria prometedora, pero los hados lo convirtieron en tropiezo. Pese a I can laugh about it now, otro prodigio de soul de ojos azules; puro terciopelo. A pesar de Now you’re gone, una preciosidad a la que solo faltaba un cuarteto de cuerdas de verdad en lugar de los sintetizadores. Incluso con la prístina producción de Robin Millar, el habitual de aquella para Sade, Everything But The Girl o Big Country. Era un buen disco: corroboradlo. Pero el destino no siempre te proporciona una vida maravillosa. Ni siquiera, pese a quien mejor la cantó y glosó.
Fernando, buenos días, y disculpa que ayer te cambiara el nombre. Puedes, si quieres, borrar los mensajes equivocados que, en mi móvil, no se actualizaban.
Ando preparando una “post” sobre ecos del mundo clásico, en particular romano, en el Pop de todos los tiempos (agradeceré consejo tú que sabes más que yo de esto) y, en particular, presencia de inscripciones romanas en las portadas de discos (hasta donde sé esta de Black, efectivamente un discazo, puede ser una de las únicas) y me interesaría saber si en el vinilo que tienes se da algún dato de quién fue el fotógrafo, de en qué fecha se tomaron las fotos, dónde (aunque sobre esto, tengo alguna pista gracias a la inscripción, precisamente, que es hispanorromana).
Agradeceré respuesta. Enhorabuena por la página y muchas gracias,
😍
Es un honor que hayas puesto en la entrada el vídeo que yo mismo subí a mi canal… para traducir esa magnífica canción. Llevo por ahora unos 35 vídeos, cada uno de una canción de Black, para traducir sus canciones.
Qué decir sobre este disco! Pues que creo que es más maduro y elegante que el primero. Es más completo, no tiene tanta canción “relleno”.
Una lástima que sea un cantante condenado al olvido. Mientras haya seguidores que le recordemos, nunca será olvidado.
Intentaremos que no caiga en el olvido, Miguel. Muchas gracias por contribuir a ello y por tu vídeo con la traducción.