Hay discos evidentemente míticos, y este lo es, a los que solo regresamos de vez en cuando. Fueron emblemáticos y hoy no los encontramos imprescindibles, pero no podemos evitar con ellos que se nos escape una sonrisa. Que no es poco. Que nadie sienta pudor por tal circunstancia: entra dentro de la más estricta (y saludable) normalidad.

 

Cada cierto tiempo, de tarde en tarde, nos asomamos por este debut de Boston. Y no pasa nada por confesar una doble vinculación, sentimental pero también melómana, con el vinilo que esta vez nos ocupa. La primera forma parte de esos condicionantes vitales ineludibles. Para muchos niños de los setenta, Boston sería el primer disco de rock, o probablemente la primera casete, que entrara en su habitación. Era lo suyo. Parecían fieros, pero en realidad entraban como la seda. Y reventaban las gramolas en cualquier cafetería de carretera.

 

More than a feeling no paraba de sonar en la radio, pero Smoking o Long time también se adherían a los pliegues de la memoria con la dulce viscosidad de una lapa. Pero una reescucha más sistemática permite arañar nuevas esencias, en su día más ignoradas. Asombra reflotar de la memoria Hitch a ride, con esa introducción acústica deliciosa y la consabida estructura de menos a más. Sorprende, sobre todo, caer en la cuenta de que durante 40 minutos hemos vuelto a disfrutar como un enano, como aquel enano que todos alguna vez fuimos.

 

No, no se plantea aquí un ejercicio de nostalgia. O no estrictamente. Molaban las guitarras eufóricas de Boston, tan hijas de su tiempo, tan luminosas en su desprejuicio. Y molaba tanto o más aquel garabateo del órgano (Foreplay) que bien podía habérsenos disuelto entre los recuerdos. Puede que este no sea el disco más reivindicado de aquellos tiempos, ya lo sabemos. Pero desde aquí, y desde ahora, no nos importa incluirlo en la lista.

7 Replies to “Boston: “Boston” (1976)”

  1. Si gracias Antonio y me recuerdo yo en México muy parecido rogando para q me dejaran la grabadora santo los q se IBAN al trabajo en casa , para escuchar en mi caso a deep purple grand funk Santana barry White hablo de 1974 en casetes yo de 15 años obviamente depuesto vendría Boston inolvidable en las discotecas el baile y la radio , la mezclilla y la melena rebelde , gracias saludos sigan

  2. ¡Mítica portada!
    recuerdo forrar mi carpeta de instituto con los recortes de las revistas Discolplay y entre ellas, la de Boston ….
    …Grandes recuerdos!
    gracias Fernando por desempolvarlo…..

  3. Hola:
    A raíz de una entrevista en la SER (La Ventana, hará ya unos meses) sigo tu blog y, sin desmerecer la palpitante actualidad a la que según el día me asomo, sobre todo me tocan referencias como la de hoy. Con mis 55 años, natural de un pueblo del noroeste de Cáceres (Sierra de Gata, limítrofes con Portugal), mis coordenadas musicales estaban condicionadas por varios hechos:
    -Un hermano mayor (13 años más) que emigró a Barcelona y trajo el primer radiocasette Sanyo, comprado en la zona Franca. Al radiocasette le acompañaban las primeras cintas que grabó, o le grabaron (un primo que a su vez trabajaba en Madrid). De Victor Jara a El Cabrero, pasando por Rolling Stones o Los Pekenikes.
    -Las discotecas d mi pueblo (llegó a ver hasta 3 en un pueblo que rebasaba los 2500 habitantes. Más que las discotecas, los jóvenes responsables de las mismas, uno de ellos estudiante en Cáceres y asiduo visitantes de una mítica tienda de discos (Harpo), de donde procedían los temas bailables del momento y los que su onda anotaba (con acierto; recuerdo el primer disco de Toto y el de Dire Straits). Un foco de contagio.
    -Hice el BUP en Coria, y las influencias se ampliaron. Un compañero, Julián, a su vez tenía un cuñado amante del blues, y también dejó un poso de referencias variopintas, inolvidables (Chris de Burgh: Crusader, entre otros). También mi amigo Nacho, con un hermano dueño de un pub en pleno casco histórico y donde algunas sesiones de novillos nos servían para escuchar el Animal, de Pink Floid, o a King Crimson (In the court…, cuya portada yo esbozé en una camiseta interior). En Coria ya había alguna papelería con prensa donde pude empezar a comprar ocasionalmente Popular 1 y otra revista inolvidable con aportaciones variopintas, Sal Común. También en Coria compré mi primera cinta: Hotel California.

    Bueno, me estoy empezando a enrrollar y todo venía a cuento de que este disco de Boston me pone los pelos de punta y me encanta como tus palabras reflejan los mismo siento (ha ocurrido con este disco y con alguno más de las hornadas 70 y 80).

    Muchas gracias.

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