Los coruñeses Luar na Lubre se han convertido en un ejemplo de longevidad y coherencia en los territorios nunca plácidos de las músicas de raíz, tantas veces ninguneadas desde los cuarteles generales fonográficos o los grandes medios de comunicación. Pero las huestes de Bieito Romero son un paradigma de tenacidad y perseverancia, y también la constatación de que los artistas han de aprender a quererse y valorar sus propios méritos para resultar más persuasivos a la hora de exponérselos a cuantos estén dispuestos a escuchar. Nos referimos a la habilidad de esta veterana formación de música galaica/celta a la hora de exponer sus puntos fuertes, conmemorar las efemérides y exprimir la diversidad de formatos, objetivos que este XX- Encrucillada cumple en todos sus extremos: he aquí un libro de autohomenaje a lo largo de 160 páginas que encierra un nuevo álbum con el que se celebran los 20 discos, ¡20!, que estos folkies ya carismáticos acumulan en su hoja de servicios desde aquellos tímidos y párvulos primeros pasitos, a mediados de la década de los ochenta.

 

Bien es cierto que el cómputo de la banda incluye antologías, colecciones o entregas en directo, por lo que la veintena del título no equivale a dos decenas de visitas a los estudios de grabación, pero el currículo de Romero y su gente es irrefutable: pocos como ellos han reincidido tanto en las fuentes tradicionales del saber noroccidental y han contribuido a su difusión por medio mundo. Y todo ello, con un empeño prolongado que no ha desfallecido ni siquiera en momentos de zozobra. Porque la historia de Luar na Lubre estar eternamente ligada al nombre de Mike Oldfield, la feliz carambola que llevó al británico a recrear O son do ar (1988) como The song of the sun para su álbum Voyager (1996) y la enorme repercusión que los herculinos obtuvieron dentro y fuera de tierras ibéricas con sus dos primeros trabajos para Warner, Plenilunio (1997), y, sobre todo, Cabo do mundo, apenas dos años más tarde. Pero junto a esos grandes hitos, evidentemente, durante estas tres décadas y media también ha habido muchos otros momentos de interrogantes, ninguneos y focos muy alejados de la banda. Y el coraje, el amor propio y el instinto de supervivencia de estos músicos terruñeros los ha superado todos.

 

En esa clase de orgullo y reivindicación del camino andado habrá seguramente de interpretarse el hecho de que entre los 16 cortes de XX – Encrucillada, versiones renovadas y regrabadas de títulos decisivos a lo largo de esta azarosa singladura, no se incluya (contra todo pronóstico) O son do ar. Es la manera que ha encontrado la formación para expresar que su legado llega mucho más allá que el mayor de sus éxitos. LnL no quieren ser la variante folclórica del fenómeno de los one hit wonders, así que esta vez han preferido tirar de fondo de armario. Y rodearse de cómplices ilustres y amigos entrañables, porque las celebraciones solo serían ejercicios de mera autocomplacencia si no se les dotara de un sentido de colectividad.

 

Lo más reseñable, claro, es la aportación del querido y añorado Pablo Milanés para El largo camino de Santiago, el emotivo epílogo del trabajo. Pero para la historia de Luar na Libre aún goza de más valor simbólico la confluencia de sus tres voces femeninas más icónicas a lo largo de estos años –Rosa Cedrón, Sara Vidal y Paula Rey– en una versión de Romero ao lonxe, que aquí se convierte no solo en fiesta, sino en emblema.

 

Conviene anotar otros datos entrañables, como la incorporación de Bieito Romero Diéguez, hijo del fundador, como gaitero en cuero de los títulos; o la fina aportación de Cedrón, ya sin otras acompañantes, en un Canto de andar con el que reviven las mejores esencias de este colectivo. Pero también confluyen, por el contrario, planteamientos bien discutibles en la concepción del volumen, que aporta un ameno repaso gráfico a estos 35 años de historia pero se nutre de una sucesión aburrida y deslavazada de artículos laudatorios a cargo de amigos más o menos ilustres de la banda, en lugar de aprovechar para colocarnos sobre la mesa algo más parecido a una biografía autorizada, con valor documental, histórico y de contextualización.

 

En lo musical, Luar na Libre han evolucionado poco y pueden incurrir en arreglos predecibles, reiterativos y más bien justos de imaginación. Pero el encanto, la valía y la representatividad histórica también están ahí, así que no dudemos en brindar y celebrarlo. 

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