Que ningún lector ya de cierta edad se haga el desentendido. Nadie con uso de razón allá por 1982 escucharía menos de un millón de veces la canción que daba título a este disco. A quien suscribe también le sucedió, claro, pero es hoy el día en que aún nos sigue pareciendo perfecta: el bajo machacón, el subidón del estribillo, esa especie de coletilla inesperada para el “I can read your mind”… y hasta su introducción instrumental, que cuenta como pieza independiente (Sirius) pero en realidad hace las veces de prólogo.
Fueron muchos, pero muchos los chavales que acabaron rompiendo de aquella el cerdito para hacerse con aquella casete, que además incluía como detalle primoroso un libreto desplegable, en forma de acordeón, con las letras de todas las canciones. Quienes descubrieran aquel álbum por entonces seguro que guardan hasta la última nota en algún recoveco de la memoria, incluso aunque hayan transcurrido muchos años desde la última escucha.
Algunos cortes hoy suenan pomposos, desfasados, excesivos: Children of the moon, por ejemplo, figuraría ahora en muy pocas selecciones. En cambio, siguen resultando enternecedores los temas que cantaba Eric Woolfson, mano derecha de Parsons (hasta que la química devino en recelos y el Project saltó hecho añicos) pero vocalista en teoría endeble. Qué va: tenía mucho encanto ese aire tristón y desvalido, que reluce aún más en la épica, extensa y acongojada Silence and I. Como disfrutamos del final con Old and wise, colofón a un LP de esos que vendían mucho pero estaban muy bien. Cosas asombrosas, casi impensables, que pasaban antaño, mucho tiempo ha.
Este disco me hizo amar la Música, con mayúsculas. Tenía yo 13 años en 1982 y, como dices, aquel año la canción que le da título al disco sonaba por todas partes. Pero cuando algo después escuché el álbum completo me deslumbró por sus arreglos orquestales, su toque tecnológico- y, sobre todo, por sus enormes canciones y grandes melodías. Soy de los que piensan que las buenas canciones son disfrutables siempre, sea cual sea la envoltura que lleven. Ahora no se lleva hacer discos así, con una producción tan lujosa, y además hay un gran desprecio por todo lo que huela a rock progresivo. Pero este disco era bueno cuando salió y lo sigue siendo ahora, así que te doy las gracias por rescatarlo sin prejuicios, porque es uno de mis discos favoritos de todos los tiempos.
Sin duda. “Eye in the sky” es mucho más que su (irresistible) canción titular.
La intro Sirius me echaba a volar la imaginación.
Para mi era una señal que venía del espacio exterior captada por una antena parabolica, de esas que surgieron comercialmente a partir de la película ET de ese mismo 1982.
Qué bonito lo que cuentas 🙂
Aunque nací en el 78 y para esa época tenia solamente 4 años, por parte de mi familia, termine conociendo este proyecto cuando tuve cerca de 12 años, y este disco represento mi ingreso al rock progresivo y a buscar en la carrera de AP en sus diferentes facetas.
Lo grandioso es ver como este joven Ingeniero de Sonido se hizo campo en la escena de la época, con tanta sobriedad y elegancia.
En mi natal Costa Rica, hace unos años tuve el gusto de escuchar en directo a Parsons, la versión de Sirius y Eye in the Sky fue exquisita.
Saludos y Gracias por este espacio.
Gracias a ti por tu aportación. ¡Pura vida! 🙂